La influencia que las revelaciones marianas o Aparición de la Virgen han ejercido sobre la Iglesia católica en los siglos XIX y XX son irrefutables: durante décadas las visiones narradas por personajes anónimos, normalmente de extracción humilde y poca formación cultural, han creado olas de devoción y peregrinación a esos lugares.
A medio camino entre la superstición y el general distanciamiento de la iglesia católica, este fenómeno no ha dejado de cosechar fervor popular entre una ingente cantidad de fieles que se sientes interpelados por el misterio. De las más de mil revelaciones marianas documentadas a lo largo de la historia, detallamos a continuación algunas de las más importantes.
¿Qué son las revelaciones marianas?
Hablamos de “apariciones” para describir la visión que una o más personas reportan haber tenido en un lugar concreto de una figura con forma humana y sagrada. Las más comunes son las llamadas manifestaciones de la Bienaventurada Virgen María (o revelaciones marianas), que como su nombre indica, consisten en la visión de la Virgen María.
Las apariciones marianas tienen una larga trayectoria dentro de la historia de la iglesia católica, pero esta sólo ha reconocido unas pocas y después de una intensa investigación. Además, este reconocimiento no implica su incorporación a la Verdad de la doctrina católica, sinó que la iglesia las considera “revelaciones privadas”, es decir, sujetas a la creencia subjetiva de los fieles.
La razón fundamental de eso es que para la doctrina católica la fe reside en el espíritu, no en los sentidos: la aparición de cualquier figura sagrada no sustuye a la fe, sólo la corrobora. Lo que importa para la iglesia católica es la creencia sin necesidad de ver.
Aun así, las manifestaciones suelen tener algunos rasgos en común: la visión presenta un halo de luz alrededor de la figura de la Virgen, en alguna ocasiones incluso música, colores y aromas; el testigo se ve infundido de una vibración especial y una elevación mística que lo alejan de lo humano y de lo común; el ser aparecido suele dar un mensaje al testigo.
Esto último es muy importante: para que una aparición sea aceptada por la iglesia lo más importante es que los mensajes marianos no se contradigan con la doctrina oficial. El contenido de los mensajes de la Virgen es examinado con lupa por los expertos.
La aparición de la Virgen: 8 revelaciones marianas alrededor del mundo
En la historia de la Iglesia las apariciones marianas son más de mil, teniendo en cuanta que en 1400 había documentadas poco más de un centenar. De ellas, algunos nombres se han convertido para siempre en lugares de fe de las revelaciones marianas:
1. Aparición de la Virgen de Guadalupe (México)
Uno de los primeros grandes hitos de las revelaciones marianas se remonta ni más ni menos que 1531 en México, durante los años de la Conquista espiritual inmediatamente después de la llegada de los colonizadores españoles. El pastor Juan Diego pertenecía a una de las primeras familias indígenas cristianas que crecían por doquier alrededor de la capital.
A los 53 años, mientras recorría el camino que diariamente andaba desde su pueblo a la iglesia más próxima, escuchó una melodía fuera de lo común. Al levantar la vista hacia el resplandor que emanaba del cielo, visualizó a la Virgen: esta le encomendó la construcción de un templo para su adoración.
Después de varias apariciones sin que el obispo Zumárraga le creyera, la Virgen se hizo visible a través de unas flores entregadas al propio pastor, lo que provocó el inicio de la construcción de lo que aún hoy se mantiene como lugar de peregrinación: la Basílica de Guadalupe.
2. Nuestra Señora de Lourdes (Francia)
Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858 una niña de 14 años pobre y analfabeta llamada Bernadette Soubirous aseguró haber visto hasta en dieciocho ocasiones a la Virgen María. Una de las revelaciones marianas más populares de la historia tuvo lugar en una gruta en el camino de Massabielle, al oeste de Lourdes.
Durante todas las apariciones la Virgen fue dejando mensajes a la pequeña Bernadette para que fueran expuestos a los hombres. En esos mensajes marianos se recomendaba la penitencia de los pecadores, la vida austera, la observancia de la oración y la construcción de un lugar de adoración.
Ante la presencia de los incrédulos la Virgen ordenó a la niña que escarbara en la tierra seca hasta encontrar un manantial de agua. Poco después del agujero emergió una potente fuente de agua que hoy es lugar de peregrinación para millones de fieles.
Cuando Bernadette repitió las últimas palabras pronunciadas por la enigmática figura (“Yo soy la Inmaculada Concepción”) la iglesia católica aprobó el misterio, pues esa era una terminología reciente que la niña no podía saber.